El pasado jueves 11 de marzo tuvimos la oportunidad de abordar en una conferencia Webinar uno de los principales asuntos de interés empresarial y social: “La gestión psicosocial como reto para el 2021: conoce las claves para afrontar las amenazas a nuestra salud mental”. Para ello contamos con la colaboración de Carmen González, psicóloga y directora del área de Intervención psicológica de la empresa Affor Prevención Psicosocial.
A través de sus indicaciones, pudimos sentir el pulso de las empresas en momentos tan delicados como los que vivimos, donde se han agudizado los factores que ponen en riesgo nuestra salud mental y debilitan, en consecuencia y de forma sustancial, nuestro bienestar psicológico.
A modo de síntesis de lo que allí comentamos, recojo las siguientes indicaciones:
• Identificar la ansiedad: A diferencia del miedo, que se centra en el ahora, específico y concreto, la ansiedad surge como respuesta adaptativa anticipatoria ante amenazas reales o ficticias, internas o externas, que nos obligan a estar en permanente alerta. Se centra en el futuro, es más subjetiva y obedece a una necesidad de control. Sentir amenaza nos lleva a pensar en amenazas, lo que nos genera más miedo e incertidumbre. Puede llegar a convertirse en desadaptativa e incapacitante.
• Malestar provocado por la situación pandémica: Que estas situaciones nos provoquen mayor o menor malestar dependen, básicamente, de la forma en que evaluemos cada suceso, la manera con que afrontemos las dificultades (negarlo, evitarlo, aplazarlo, ser perfeccionista con ello), de las características personales y del apoyo social.
• Evidenciar lo psicosocial: La pandemia ha intensificado y puesto en evidencia situaciones de riesgo psicosocial ya existentes con anterioridad en muchas organizaciones que por causa de la Covid-19 se han intensificado, aumentando su presencia e impacto.
• La “fatiga pandémica” según la OMS: La fatiga pandémica es descrita por la OMS como “la desmotivación para seguir las conductas de protección recomendadas que aparece de forma gradual en el tiempo y que está afectada por diversas emociones, experiencias y percepciones, así como por el contexto social, cultural, estructural y legislativo”.
• Efectos de la fatiga pandémica: La pandemia afecta reduciendo la capacidad de concentración, con estrés continuado en el tiempo, estados de ánimo irregulares, ansiedad y fobias derivadas de la incorporación a los trabajos presenciales, que ocasionan bajas laborales.
• Diversos grados de afectación: El nivel de afectación de la salud mental no es uniforme entre las distintas actividades laborales y sectores empresariales. Por esta razón, los medios de intervención han de adaptarse a las necesidades específicas de dichos colectivos, ya que no existe una receta universal.
• No podemos no intervenir: Tenemos que intervenir para paliar el sufrimiento, el fuerte desgaste emocional y los sentimientos negativos que nos dificultan afrontar estos meses de fuerte demanda emocional.
• Activistas de salud psicosocial: para intervenir, las empresas tienen que cambiar de actitud, y pasar de una forma de actuar reactiva (actuaciones frente a denuncias, requerimientos, etc., de forma costosa y mal planificada), a una forma más proactiva, (actuaciones programadas, coherentes y proporcionadas), sin esperar a que exploten los conflictos para intervenir, y potenciando la figura del “activista de salud psicosocial”.
• Alcance de la fatiga pandémica: La OMS estimaba que, en octubre de 2020, el 60% de la población europea sufre desde entonces fatiga pandémica.
• Datos que evidencia su impacto negativo: Si bien en la población laboral asistida por Mutua Navarra no se aprecian hasta ahora cambios sustanciales en el número de casos de baja por trastornos mentales, sí que resulta especialmente relevante la duración media de dichos procesos, que se ha visto incrementada en un 75%, (pasando de 67 días por proceso al alta, en el periodo marzo-diciembre- 19, a 90 días/proceso al alta en el mismo periodo de 2020). En términos globales, se observa un incremento en días de trabajo perdidos totales (suma de todos los casos al cierre del proceso) que va de los 66.000 días entre marzo-diciembre de 2019, a más de 93.000 días en el mismo periodo de 2020.
• Chequear la salud emocional: Si bien, puede no ser momento para realizar una actualización de la evaluación de riesgos psicosociales, no podemos dejar por ello de medir y chequear la salud emocional de las personas. Existen herramientas tecnológicas para medir el estado de salud emocional de forma ágil y fácil.
• Déficit psicoeducativo: Tenemos importantes carencias en la faceta psicoeducativa que nos capacite para identificar los síntomas de ansiedad y estrés, reconocer lo que nos pasa, y solicitar ayuda, superando los estigmas y prejuicios limitantes.
• Autocuidado. Debemos potenciar el autocuidado emocional, no sólo esperar a disponer de ayudas externas para afrontar situaciones complejas.
• EPIS emocionales: Detrás del concepto fatiga hay una clara variable psicológica, por lo que se hace necesario poner en marcha recursos de intervención y prevención en materia psicosocial como elemento diferenciador de empresa saludable. Se proponen las siguientes medidas: chequeos de salud emocional, proporcionar recursos psicoeducativos de gestión emocional, prevención del estrés, desconexión digital, así como, promover programas de ayuda al empleado/a (PAE).
• Minimizar los riesgos psicosociales: Entre algunas de las buenas prácticas en gestión para minimizar los riesgos psicosociales, se podrían citar las siguientes:
1. Un estilo de liderazgo adaptado a las necesidades de la empresas y tipo de organización.
2. Buena comunicación; saber comunicar, así como dejar que el equipo comunique de forma clara y accesible.
3. Empatía, es decir, ponerse en el lugar del otro sin juzgar.
4. Saber dar “feedback”, tanto positivo como negativo.
5. Tener una buena capacidad de gestionar tiempos y ritmos de trabajo, así como de solucionar problemas.
6. Capacidad para detectar posibles problemas que puedan estar teniendo a nivel individual en cualquier miembro del equipo.
• Comportamientos erráticos: Un profesional cansado/fatigado es un profesional errático, lo que puede acarrear errores importantes en la toma de decisiones, despistes y actuaciones equivocadas que desencadenen graves consecuencias, accidentes y pérdidas.
REFLEXIONES FINALES
– No hay salud completa e integral si no existe salud mental.
– Si queremos mejorar la salud en las empresas, no solo debemos prestar servicios y tratamientos adecuados para curar la enfermedad, sino que, con una visión más amplia y completa de la salud, se debe potenciar el bienestar emocional y psicológico de las personas.
– Y para logarlo lo anterior, las organizaciones deben poner a disposición de los mismos herramientas sencillas y prácticas, que favorezcan el desarrollo de sus capacidades y competencias de afrontamiento con las que fortalecer su salud individual y colectiva.
– El coste que supone no hacer nada, o hacer poco, puede ser muy alto. La repercusión empresarial de los trastornos mentales se hace notar por los altos costes derivados de las duraciones de los procesos de Incapacidad temporal que se diagnostican.
No hay razón para esperar; la situación no mejorará por sí misma; no hay excusa para posponer medios de ayuda y fortalecimiento del bienestar psicológico que permitan a las personas y a las empresas a afrontar las consecuencias que la Covid-19 está dejando en nuestra salud mental.
Referencias:
1. Dña. María del Carmen Rodríguez. Coordinadora Área de psicología Affor. https://affor.es/ Webinar: La gestión psicosocial como reto para 2021.
2. Organización mundial de la Salud (OMS) definición de fatiga pandémica: https://www.mscbs.gob.es/gabinetePrensa/notaPrensa/pdf/decla041120191044276.pdf
3. Datos extraídos de la población cubierta por Mutua Navarra para la prestación por contingencias comunes.
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