Las cifras de bajas de incapacidad temporal que suelen denominarse como “lesiones por TME” (trastornos musculoesqueléticos) no han dejado de incrementarse, llegando a constituir más del 80% de las causas de baja laboral en las empresas. Su presencia en el ámbito laboral se acompaña también de manera muy relevante con procesos de baja por enfermedad común por esta misma causa lesiva, la muscular.

Las empresas nos preguntan: ¿Qué puedo hacer distinto de lo que vengo haciendo hasta ahora para reducir esta alta incidencia de ausencias al trabajo?

La ergonomía cumple con su cometido, si bien, en muchas ocasiones descuida el factor “persona” y sus condiciones específicas de salud (tanto físicas como mentales) en sus evaluaciones de riesgo y consiguientes propuestas preventivas. Abordar esta realidad problemática requiere una visión más amplia que la mera aplicación de mejoras ergonómicas, y la promoción de la salud aquí puede desempeñar un importante papel. Veamos; si preguntáramos a la población trabajadora si practica algún tipo de ejercicio físico de forma regular, muchos responderían que no, ninguno. Es decir, por hábito, costumbre o tradición (digamos cultura de salud), no preparamos el cuerpo para afrontar el desempeño físico (y mental) que nos exige nuestra actividad, ya sea laboral, como también personal y familiar. ¿Estamos preparados físicamente para soportar esta carga, predominante física, aunque también con importante carga mental? La respuesta, en la mayoría de los casos es un rotundo “no”.

Afrontar el esfuerzo físico, la fatiga diaria o el cansancio postural requiere de prácticas preparatorias y prácticas de refuerzo y compensación muscular que no suelen realizarse en las empresas. Por un lado, se subestima que la práctica de ejercicios de estiramiento, potenciación, movilización y relajación puedan ser tan efectivos como para dedicar tiempo a su implantación dentro del “tiempo de trabajo”.  Por otro lado, está extendida la creencia de que la práctica de estos ejercicios cae dentro del tiempo de ocio de cada persona y que no se requiere “compensar” el desgaste de la actividad física diaria mientras se está trabajando. Craso error.

Se reconoce de forma general que hacer ejercicio es bueno, si bien se presupone que éste ha de realizarse fuera del trabajo ya que existen otras prioridades empresariales (llamase productividad, competencia, proveedores, costes, …) a las que atender. Muchas empresas afirman no disponer de tiempo efectivo para implementar en su quehacer diario alguna sesión de ejercicio físico, por mínimo que sea el tiempo invertido en ello.

Bien, veamos qué costes generan las bajas del tipo “sobreesfuerzos, molestias, fatigas, etc..” y comparémoslos con los medios puestos a disposición para su corrección.

Según el Manual de tiempos óptimos de Incapacidad Temporal (4ª Edición) del INSS, y por poner un ejemplo, un proceso como una lesión biomecánica de la región lumbar, una tendinitis del hombro, una ciática o una tenosinovitis cursan con un tiempo medio de baja de 30 días. Suponiendo 5 días de trabajo/semana y 8 horas/día, estos procesos mencionados anteriormente suponen unos 10.560 minutos de tiempo de trabajo, equivalente a más de 2.000 series de 5 minutos.  ¿Y por qué lo referimos a tiempos de 5 minutos? Por favor, continúe leyendo.

Es aquí, en el lado de cómo mejorar de manera “rentable”, donde Mutua Navarra ha configurado la herramienta Momentos Saludables. Se trata del aprendizaje de una relación de ejercicios sencillos, fáciles de realizar por cualquiera, con el fin de reducir/compensar la fatiga postural, el esfuerzo físico continuado y las sobrecargas. Se realiza a través de sesiones, preferentemente en grupo – ya que potencia la continuidad-, y, aquí viene lo mejor, con requerimientos de tiempo muy bajos, – estamos hablando de cinco, sí, cinco minutos.

Momentos saludables, surge como respuesta a la necesidad de mejorar el estado físico de las personas, compensar las cargas de trabajo e incrementar su estado general de salud, además de potenciar el cuidado personal de la salud. Para su implantación se requiere:

• Un aprendizaje previo de “dinamizadores”, es decir de personas dentro de cada organización que adquieran el conocimiento sobre cómo realizar los ejercicios y cómo explicarlos al resto de compañeros.
• La selección de aquellos ejercicios más idóneos de entre los que componen nuestra “Baraja activa”, o lo que es lo mismo, una relación básica de 40 ejercicios distintos que incluyen movilización, potenciación, estiramiento y relajación. Es lo que denominamos el “perfil”.
• Una puesta en práctica de estos ejercicios de manera grupal (el efecto grupo consolida la práctica y da más garantías de continuidad).
• Una práctica regular: diaria lo mejor, o en su defecto en días alternos, para lo que se requiere el compromiso organizacional que facilite estos minutos imprescindibles – cinco-, como parte “importante” del quehacer diario de cada persona.
• El ejemplo, el apoyo y la consolidación del hábito de practicar los ejercicios, haciéndolo extensivo a toda la plantilla, un contagio saludable, si cabe.

Las exigencias de carga de trabajo, sumadas a las propias exigencias del día a día requieren una mayor y mejor respuesta de nuestro cuerpo, que puede – y debe lograrse- con la práctica habitual de ejercicios dirigidos que refuercen y reactiven nuestros músculos.

Con Momentos Saludables, hablamos de cultura de la salud corporal (física) y también psicológica, hablamos de generar el hábito del cuidado del cuerpo, de aumentar las capacidades y resistencias y, en general, de tener un mayor bienestar.

Con el fin de ayudar a implementar esta herramienta en las empresas, disponemos de sesiones formativas programadas regularmente, así como información complementaria.

La herramienta sirve tanto para combatir los altos niveles de sedentarismo de algunos puestos de trabajo, (administración, oficina, gestión documental, …), como para reforzar las capacidades físicas ante las demandas de actividad, postural y de esfuerzo debidas a la actividad laboral y la carga diaria de trabajo. ¡Anímate a participar!