Desde que en los primeros comienzos del año el Coronavirus entró a formar parte de nuestra vida, en muchos de forma grave y/o mortal, en todos, alterando nuestras normas de comportamiento social, laboral y económico, apenas somos capaces de reconocernos. Y no nos reconocemos porque estamos obligados –por responsabilidad hacia los demás- a utilizar una mascarilla, tanto en espacios cerrados como espacios abiertos, lugares concurridos o con poca gente, paseando o descansando, en todos aquellos lugares donde no se asegure una distancia de seguridad respecto a otras personas.
Muchas son las preguntas que nos hacemos respecto a la eficacia de la protección y sobre la necesidad del uso continuado de mascarilla. ¿Cuáles son las mejores? ¿Cuánto tiempo deben usarse? ¿Pueden lavarse? ¿Y cuántas veces? Incluso la estética de nuestra cara ha cambiado: aparecemos con signos, emblemas, dibujos y grafismo de todo tipo que decoran nuestras mejillas ocultas.
La mascarilla no ha sido configurada para colocárnosla en el codo, en la barbilla, la frente, por debajo de nuestra nariz o, incluso, sirviendo de cinta para el pelo. Tampoco es útil, – ni higiénico- llevarla colgando, junto con el Elvis Presley de turno, del espejo retrovisor del coche. La mascarilla cumple una labor sanitaria básica: sirve de barrera y protección para evitar la proyección de partículas de saliva que puedan convertirse en vehículo de transmisión del Coronavirus a otras personas que puedan encontrarse en nuestro alrededor.
Se puede entender las dificultades que acarrea su uso continuado, – casi permanente en muchas actividades y trabajos-. Las mascarillas dificultan la respiración, dan calor, empañan las gafas, generan cierta ansiedad, se humedecen; en resumen: ¡es un asco!, sí, aunque necesario. Nos quedan muchos meses aún para seguir usándolas, y qué mejor que saber algo más de ellas.
Las mascarillas higiénicas – las que usamos la mayoría de las personas- no tienen las características de un EPI (siglas que corresponden a Equipo de Protección Individual), ni tampoco son productos sanitarios. No alcanzan estas categorías ya que están fabricadas conforme a otras especificaciones técnicas o ni siquiera estar verificadas.
El pasado 28 de agosto, el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo publicó un documento que intenta resolver dudas, aclarar conceptos – espero que lo consiga- Se trata del documento “Preguntas frecuentes sobre mascarillas higiénicas (reutilizables y no reutilizables) en el contexto del COVID-19” .
Para que las mascarillas higiénicas, puedan dar garantías de protección, deben cumplir una serie de requisitos – no todo vale- , y es responsabilidad nuestra conocer estos requisitos a la hora de adquirirlas, utilizarlas, conservarlas adecuadamente y sustituirlas.
Existen tres tipos de mascarillas higiénicas, a saber:
- Mascarillas que cumplen con las especificaciones técnicas UNE 0064-1:2020, UNE 0064-2:2020 o UNE 0065:2020;
- Mascarillas que no llegan a cumplir el estándar de calidad UNE o simplemente han realizado ensayos en base a otras normas. Pueden indicar en su etiquetado que se han sometido a estas otras pruebas y mostrar los resultados obtenidos.
- Y por último, aquellas mascarillas sin especificaciones, que no han sido sometidas a ensayos o verificaciones de calidad. Básicamente es en esta característica donde debemos centrar nuestra atención a la hora de escoger mascarilla, sin dejarnos llevar por la estética, la forma, el serigrafiado, color o tejido.
Entre los datos mínimos exigibles en el etiquetado de las mascarillas higiénicas, y que deben figurar siempre en las instrucciones, folletos o documentos que deben acompañarla, (hasta 14 indicaciones), están los datos de la empresa fabricante, las características esenciales del producto, composición, precio final completo, etc…. Es importante que conozcamos con claridad:
- Si cumple las especificaciones técnicas UNE 0064-1:2020, UNE 0064-2:2020 o UNE 0065:2020, que establecen los requisitos mínimos que deben cumplir las mascarillas higiénicas, no reutilizables y reutilizables en cuanto a los materiales que se utilizan para su diseño, elaboración, confección, marcado y uso o cualquier norma equivalente.
- Instrucciones para saber colocársela, -ojo con el ajuste- usar, mantener, manipular y eliminar adecuadamente.
- Si han realizado tests de ensayo, indicar la eficacia de filtración bacteriana (BFE), que debe ser igual y/o superior al 90%, en las mascarillas reutilizables, e igual o superior al 95% en las no reutilizables, en base a las base a las especificaciones técnicas UNE-EN 14683:2019+AC: 2019, u otra equivalente.
- Datos testados sobre la Respirabilidad (Presión diferencial), (Pa/cm2), que deben ser inferiores a 60 Pa/cm2, también conforme a lo dictada por la UNE-EN 14683:2019+AC: 2019, u otra equivalente.
- Características del producto, talla (si es pertinente), y si es reutilizable o de un solo uso. En caso de poderse reutilizar, debe indicarse el número de lavados máximo, así como un método de lavado o higienización.
- Periodo máximo de uso o periodo de uso continuado, con base fundamentada.
Por cierto, al no tratarse de un EPI ni un Producto Sanitario, las mascarillas higiénicas no pueden ni deben llevar marcado CE -ni siquiera el logotipo “CE”-.
Para que una mascarilla de este tipo se pueda ser reutilizable, debe poder aguantar al menos 5 ciclos de lavado y secado sin alterar sus prestaciones, conforme a la norma UNE 0065:2020, si bien el fabricante puede optar por garantizar un número mayor de ciclos lavado.
Los métodos de lavado o higienización a usar dependerán de los materiales empleados, con el fin de que no pierdan prestaciones de protección. Será el fabricante quien indique qué método es el más adecuado de entre los métodos admitidos. Se pueden consultar los diferentes métodos de lavado admitidos en la guía elaborada por el Ministerio de Sanidad.
Todas estas indicaciones garantizarán una mascarilla con mayor o menor eficacia de protección y duración. NO TODO VALE.
Ana Pastor
Toda la razon, estoy muy de acuerdo contigo y con lo que dice esta información https://behindhermask.es/