Autor: María Marqués (Directora de Nutrición 3G), Javier Campión (Gerente y Director Científico Nutrición 3G).
La elevada prevalencia de las enfermedades crónicas en la población adulta es un grave problema de Salud Pública, con el gasto sanitario que conlleva, y con el detrimento de la calidad de vida de las personas enfermas. Según datos de la OMS, las enfermedades cardíacas, los infartos, el cáncer, las enfermedades respiratorias y la diabetes, son las principales causas de mortalidad en el mundo, siendo responsables del 63% de las muertes. En las últimas décadas, se ha observado una contención en la mortalidad por estas enfermedades en los países desarrollados debidas, sobre todo, a los avances en el tratamiento y al diagnóstico precoz, más que a una disminución de la incidencia de la enfermedad. De hecho, la diabetes mellitus y la obesidad, lejos de reducirse, han aumentado su prevalencia en los últimos años.
En el contexto laboral y más allá de riesgos toxicológicos asociados a la exposición a substancias, existen localizaciones, puestos, departamentos y/o responsabilidades dentro de una empresa que están asociadas a desarrollar enfermedades crónicas, como las relacionadas con el sedentarismo o aspectos psicosociales como son el estrés generado por la insatisfacción en el entorno laboral, la fatiga mental derivada de una deficiente organización o la excesiva carga del trabajo. Así, por ejemplo, un estudio de la Dra León-Latre del 2014 (1), muestra como los trabajadores con más de 6,6 horas/día de sedentarismo, presentaban un perímetro de cintura mayor y un perfil lipídico más aterogénico. En otro estudio del 2015, Kivimäki et al, muestran en una revisión con más de 600.000 trabajadores, como el estrés laboral está asociado con la aparición de diabetes tipo 2 (2).
Por ello, los esfuerzos deben centrarse en mejorar y fomentar medidas preventivas de la salud y el bienestar en la población, y en especial en las empresas. Según la OMS, la promoción de la salud permite que las personas tengan un mayor interés y control de su propia salud. Abarca una amplia gama de intervenciones sociales y ambientales destinadas a beneficiar y proteger la salud y la calidad de vida individual, centrándose en la prevención y solución de las causas primordiales de los problemas de salud, y no únicamente en el tratamiento y la curación. Más aún, no solo hay que tener en cuenta el aspecto individual, sino que la empresa puede ser responsable de forma general del impacto de estos fenómenos sobre la salud de los trabajadores.
Predisposición genética
Desde hace muchos años se sabe que la alimentación y el ejercicio tienen una importancia crucial en la prevención de enfermedades crónicas. En este sentido, es comúnmente aceptado por la comunidad científica que la salud y el bienestar comienzan por unos hábitos de vida saludable, ya que el 50% de los determinantes de la salud son conductuales. Pero hay que tener en cuenta que la información genética de cada persona puede desempeñar un papel primordial en el inicio, avance o severidad de dichas enfermedades, y a su vez, esa influencia se puede modular con la dieta y el ejercicio. Por este motivo, la genética es otro determinante que contribuye con alrededor de un 20% a la ausencia de salud.
En la bibliografía existen numerosos ejemplos de investigaciones científicas donde se demuestra cómo el estilo de vida sedentario tiene efectos más o menos pronunciados sobre la salud dependiendo de la información genética (3). Más aún, diversos estudios muestran como el ADN de cada trabajador influye de forma determinante en cómo respondemos de forma diferente a fenómenos laborales como el burnout, la fatiga o el estrés laboral que provocan, a su vez, el desarrollo de enfermedades crónicas. En esta línea tenemos un estudio de este mismo año de Tong et al (4) realizado con 935 trabajadores del metal, y que apunta a la asociación entre un gen en particular y el nivel de ruido laboral con la aparición de hipertensión. Otro trabajo del 2014, en este caso con gemelos suecos, nos indica que existen marcadores genéticos asociados a un tipo de estrés laboral, concretamente con el burntout (5).
A partir de todo esto, es fácil ver la importancia que tiene que cada trabajador conozca la predisposición genética a sufrir enfermedades crónicas, junto con el análisis del entorno laboral, dado que, lejos de ser una condena, esta información nos abre la oportunidad de actuar modificando los hábitos y siguiendo unas pautas nutricionales genéticamente personalizadas que pueden conseguir equilibrar la balanza, restando peso a la predisposición genética y consiguiendo frenar o evitar el desarrollo de la enfermedad.
Test genético nutricional
En este contexto, ha irrumpido con fuerza en el mercado una nueva herramienta que puede ser utilizada por los profesionales de la prevención de la salud: los test genéticos nutricionales. Estos tests, basados en la genética predictiva y desarrollados en base a estudios de gran evidencia científica, nos muestran el riesgo genético estimado a sufrir enfermedades crónicas; aportan información complementaria a las pruebas rutinarias, sobre el riesgo que tiene cada trabajador a desarrollar enfermedades crónicas y permite hilar más fino en las acciones a llevar a cabo para mantener un buen estado de salud en el tiempo, con lo que se consigue prevenir enfermedades y mejorar la calidad de vida a nivel individual y colectivo, promoviendo la salud de los empleados, y presumiblemente reduciendo los porcentajes de absentismo y bajas laborales.
Con estos servicios genéticos nutricionales, las empresas pueden, por tanto, ofrecer a sus trabajadores una herramienta de prevención de enfermedades crónicas y de promoción de la salud, mediante unas pautas alimentarias genéticamente personalizadas, que permitan de forma individualizada y ajustada a su entorno laboral, conocer sus predisposiciones y actuar en consecuencia, influyendo en el estilo de vida y más en concreto en la dieta, para contrarrestar esa predisposición genética y prevenir o mitigar la aparición de la enfermedad. Más aún, si estos esfuerzos se realizaran de forma combinada con políticas eficaces de las empresas, el éxito de las medidas se elevaría de forma exponencial.
Bibliografía:
1. Leon Latre et al. Sedentarismo y su relacion con el perfil de riesgo cardiovascular, la resistencia a la insulina y la inflamación. 2014 Rev Esp Cardiol. 2014;67(6):449–455
2. Kivimäki M, Kawachi I. Work Stress as a Risk Factor for Cardiovascular Disease. Curr Cardiol Rep. 2015 Sep;17(9):630. doi: 10.1007/s11886-015-0630-8. Review. PubMed PMID: 26238744; PubMed Central PMCID: PMC4523692.
3. Heianza Y, Qi L. Gene-Diet Interaction and Precision Nutrition in Obesity. Int J Mol Sci. 2017 Apr 7;18(4). pii: E787. doi: 10.3390/ijms18040787. Review. PubMed PMID: 28387720; PubMed Central PMCID: PMC5412371.
4. Tong J, Wang Y, Yuan J, Yang J, Wang Z, Zheng Y, Chai F, Li X. Effect of Interaction Between Noise and A1166C Site of AT1R Gene Polymorphism on Essential Hypertension in an Iron and Steel Enterprise Workers. J Occup Environ Med. 2017 Feb 2. doi: 10.1097/JOM.0000000000000970. [Epub ahead ofprint] PubMed PMID: 28157766; PubMed Central PMCID: PMC5374745.
5. Blom V, Sverke M, Bodin L, Bergström G, Lindfors P, Svedberg P. Work-home interference and burnout: a study based on Swedish twins. J Occup Environ Med. 2014 Apr;56(4):361-6. doi: 10.1097/JOM.0000000000000128. PubMed PMID: 24709761.
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