El pasado mes de febrero, la entidad Residencia Beloso Alto fue galardonada con el Premio Azul en su XVI Edición, como reconocimiento al saber hacer y el logro de objetivos de salud en las más de sesenta personas que componen la entidad.
En 2020, en plena pandemia de COVID-19 y en los meses difíciles que le siguieron, se inició en Residencia Beloso Alto una formación dedicada a poner el cuidado en el centro de sus acciones. Fue un momento que les impulsó a reorganizar los apoyos y personalizar su atención, reafirmando su compromiso con la dignidad y el bienestar de cada persona. Se propusieron un objetivo claro: implementar un modelo de atención que empoderara a su personal auxiliar de atención directa, que son los auténticos protagonistas de los cuidados. Su propósito fue fortalecer sus capacidades, incrementando su confianza y dándoles herramientas, para dar una atención cercana, digna y profundamente humana a las personas residentes en el centro.
Esta convicción los llevó a mirar de manera especial a este equipo, y como empresa decidieron dar un paso más aumentando su compromiso con su salud y bienestar laboral. Unificaron sus líneas estratégicas y valores, responsabilidades y compromisos con su propio personal y con la sociedad. Así nació la iniciativa del PROYECTO SIGNOS DE SALUD, partiendo de una reflexión profunda sobre las necesidades de las personas que cuidan de personas. El proyecto se centra en fortalecer el bienestar físico, psicológico y social de cada miembro de la organización, reconociendo que su salud y satisfacción son esenciales para ofrecer un cuidado de calidad.
Mirando hacia dentro ya contaban con una misión, visión y valores dentro de su sistema de gestión que les ha servido de guía y marco para sus políticas y procedimientos.
Desde su compromiso con la sociedad y con su plantilla, establecieron como uno de los objetivos a lograr el integrar una cultura de prevención en el desarrollo profesional y personal de su equipo, estableciendo un espacio seguro y promoviendo activamente la salud en el trabajo. Su razón motivadora es cuidar a las personas que cuidan: crear un entorno donde, tanto quienes viven como quienes trabajan, encuentren satisfacción y bienestar.
La finalidad que les mueve es la de mejorar el bienestar integral de todos los que componen su comunidad, – personas, en resumidas cuentas-, así como fortalecer la cohesión del equipo.
Han demostrado su esfuerzo por alinear los objetivos empresariales con el valor añadido de cuidar a quienes cuidan, y así se respira con claridad en el centro, convencidos de que su bienestar y motivación son fundamentales para la calidad del cuidado que ofrecen. Adaptándolos a su contexto y cultura, sus estrategias de promoción de la salud en el trabajo se basan en los principios de la Carta de Ottawa. Comparten la creencia de que cada miembro de la organización debe poder alcanzar sus aspiraciones, satisfacer sus necesidades y adaptarse a su entorno, dentro de un contexto de apoyo y respeto mutuo, sin duda muy exigente. Y así lo viven, máxime en un entorno sociosanitario en donde la salud es una fuente de riqueza para la vida, vida cuya calidad desean mejorar, dentro de sus posibilidades y limitaciones, en el centro a través de actividades, programas y entornos que fomenten la participación y el sentido de pertenencia de cada persona que forma su equipo humano.
Comprenden que una empresa saludable forma parte de un proceso continuo que requiere atención constante y desarrollo en áreas clave, que incluyen la integración de una política de salud en el plan estratégico de la empresa como garante de relevancia para ser ejecutado y que implica a todas las partes, que asumen su responsabilidad y desempeño en el logro común: cuidar a las personas que cuidan, y cuidarse para dar lo mejor de cada una a las personas y familiares que conviven con la plantilla.
Comparten entre su personal que una empresa saludable ha de ser aquella en la que el equipo y los responsables participan y colaboran en un proceso de mejora continua, para promover y proteger la salud, seguridad y bienestar de las personas trabajadoras y la sostenibilidad de la entidad en el tiempo.
Su objetivo central: satisfacer la salud del equipo de trabajo de manera integral en un entorno laboral amable. Y, ¿cómo hacerlo? Pues, mejorando el estado físico, mental y social de cada una de las sesenta y dos personas que componen la entidad.
Son cuatro los programas que fundamentan el plan de promoción de la salud y el bienestar en Residencia Beloso Alto: sumamos movimientos, restamos calorías, multiplicamos buenos momentos, y dividimos cargas emocionales, que recogen una visión integral de la salud.
La visión participativa integral se ve materializada en el denominado Comité de Empresa Saludable, grupo de trabajo interdisciplinar y dinámico constituido por entre 8 y 12 personas; – recuerdo que la empresa son algo más de sesenta personas -, que se ocupan del diseño, desarrollo y seguimiento del plan. Su alta representación abarca los distintos perfiles y ámbitos de actividad. Todas las voces están representadas.
Su saber hacer y hacer bien con una visión común compartida ha permitido reducir significativamente los índices de siniestralidad por lesiones musculoesqueléticas, uno de los grandes problemas que atañe a su sector en los que existe un elevado número de lesiones relacionados con la espalda, hombros, muñecas…. al ser la movilización de personas dependientes uno de sus principales riesgos laborales.
Un segundo valor diferencial obtenido para mejorar el ambiente en la residencia ha consistido en favorecer encuentros con ambiente amable para formar equipo y reforzar una cultura de pertenencia a la empresa. Dichos encuentros se han facilitado con actividades dentro y fuera de la jornada laboral.
¿Por qué salió bien?
Porque se fomentó la participación… y las personas se involucraron.
Porque se crearon espacios (y tiempos) para la escucha …y las personas se sintieron valoradas.
Porque se reconoció el esfuerzo por mejorar… y sintieron ese agradecimiento como impulsor para mejorar aún más.
Porque compartieron inquietudes y problemas… y las personas plantearon soluciones en lugar de quejas.
Porque se invirtió en medios técnicos efectivos… y las personas sienten que ha mejorado la calidad de su vida laboral.
Porque se compartieron valores (la diversidad enriquece)… y se crearon relaciones afectuosas.
Porque son setenta y dos personas que cuidan personas… y eso les humaniza más para comprender el valor de la generosidad.
Y muchos más porqués… que van creciendo día a día.
Rafael Mayorga
Técnico Superior en Promoción de la Salud